Esta carta llega traspapelada porque esta semana me costó muchísimo escribir. Bueno, no es cierto. La realidad es que ya tenía la carta lista desde el lunes, pero por motivos que en este momento no puedo explicar, ese texto no pudo publicarse. Y entonces, me quedé en blanco.
En otras ocasiones hubiese empezado de nuevo y listo. Pero estos días me he sentido tan cansada que mi cerebro no logra hilar más de un párrafo decente. Y eso me llevó a una pregunta:
¿Qué onda con la culpa de no estar al 100% todo el tiempo?
Y más aún, ¿de dónde viene esa absurda obligación autoimpuesta (e inconsciente) de no mostrar debilidad?
No sé si sea mi complejo de hermana mayor que siempre quiere resolver el mundo para todes, o mi obstinación por demostrar que soy una morra #independiente #empoderada #domadorademilfieras.
Pero, honestamente, estoy cansada de fingir que no estoy exhausta.
Sé que es un sentimiento compartido, síntoma del mundo distópico-capitalista-voraz en el que vivimos. Y aun así, a veces me siento tan sola en esta emoción, como si el peso de todo lo que cargo no pudiera compartirse con nadie más.
Y en cierta medida, es verdad.
Hay decisiones difíciles que sólo yo puedo tomar.
Hay frustraciones que tengo que procesar sola.
Hay dudas que se sienten como un pozo oscuro, al que, sí o sí, tengo que saltar.
En el poema Mental Health Barz, Ebony Stewart habla sobre la importancia de preguntarle a nuestras amigas “más fuertes” cómo se sienten:
“Check on your strong friends. Don’t believe us. I promise we’re pretending”
(Revisa cómo están tus amistades fuertes. No nos creas. Te prometo que estamos fingiendo).
Ese poema siempre me ha parecido un espejo. Entiendo perfecto el sentimiento de Ebony sobre ser la “amiga fuerte” y no poder quejarte, sentir que no tienes derecho a hacerlo porque deberías estar agradecida con la vida que tienes.
Porque puedes dedicarte a lo que amas.
Porque viajas por el mundo.
Porque tienes reconocimiento.
Pero una no puede evitar sentir lo que siente. A veces simplemente no se pinches puede con tanto.
Ebony lo explica mejor:
“Alguna vez has tratado de decirle a alguien que no estás bien, pero te responden con un ‘estás bien’. Entonces tú dices ‘pero no lo estoy’. Y ellos te dicen ‘tú puedes con esto’ y tú dices ‘pero no puedo’. Y ellos te dicen ‘sigue adelante’ y tú dices… ‘Ok. Gracias. Tienes razón’”.
Así me siento ahora.
Sé que tengo las herramientas para reacomodar todo lo que requiere un ajuste. Pero en este momento no tengo la energía para hacerlo.
Necesito hacer catarsis, berrinche. Y ya después encontrar la verdadera fuerza que viene de mostrarse vulnerable y pedir ayuda. Levantar la mano y decir: “Oigan, no lo estoy logrando. ¿Quién me tira paro?”
Así que esta carta llega tarde y es breve. Pero pido paciencia en lo que me desenredo la confusión que me ronda estos días.
Estoy aprendiendo que no siempre se puede estar bien. Que es normal no estarlo.
Y, de paso, descubriendo lo liberador que es decirlo en voz alta.
No se si son los planetas y sus alineaciones. Justo a punto de decir basta por un mes, al menos. Reducir el ritmo. No puedo más, hago errores que normalmente no. Olvido todo y siento que si no paro algo malo va a pasar, o me enfermo feo o un accidente…